Cerrar puertas se convierte en
imprescindible cuando el presente no avanza. El estancamiento, a menudo se
produce por aferrarse a un pasado que todavía sigue abierto en nuestros
corazones.
Cerrar puertas, es como limpiar
un armario lleno de ropa que ya no nos pondremos ni le daremos ningún uso. Si
esa ropa ya no sirve y la acumulas, llegará un momento en el que el armario
quedará tan lleno de prendas inservibles, que no habrá espacio para las nuevas
que sí nos aportarán cosas positivas.
Reflexiona, dedica tiempo a
“dejar ir”, a aceptar lo que no pudo ser y no se olvidó. Vacía tus cargas y
deja hueco para lo nuevo que está por llegar. El pasado es historia, sirve para
tomar aprendizaje, pero jamás dejes que te estanque, porque el “ahora” no tiene
nada que ver con el “ayer”.
Las personas cambian,
evolucionan, aprenden de los errores y cada tiempo nuevo que tienes por
delante, es una oportunidad para el desarrollo, para ser quien quieras ser y no
necesariamente quien fuiste ayer.
¿POR QUÉ NOS AFERRAMOS AL DOLOR
PASADO?
La mente subconsciente hace esta
tarea, trata de que te aferres al dolor pasado. Te arrastra a que recuerdes una
y otra vez situaciones que no fueron favorables, creándote así inactividad. Te
hace pensar que si en el pasado te fue mal no merece la pena volverlo a
intentar porque volverá a pasar lo mismo.
Tu parte racional puede ganarle
la batalla a esos pensamientos negativos. Debes saber, que pasara lo que pasara
en tu pasado, no tiene nada que ver con lo que está por llegar. A veces es
cuestión de suerte, otras de que tomamos acciones equivocadas, pero ahora en el
presente, con todo lo que hemos aprendido, con más madurez a nuestras espaldas,
todo puede tomar un nuevo rumbo.
Muchas veces, la falta de fuerza
de voluntad, mantiene a la persona sumida en el lamento y recuerdos pasados,
porque es más cómodo y fácil revolcarse en la melancolía, que ponerse en marcha
y hacer algo para abrir nuevas puertas.
Fuente : Internet