Hay diversos motivos y momentos
que nos alientan a encender una vela en algún momento de nuestras vidas, estos
son algunos ejemplos :
Cuando nos sentimos solos.
Cuando la vida nos maltrata y
deseamos que cese nuestra pena.
Cuando después de mucho andar, nos
sentimos desorientados.
Cuando sentimos la necesidad de
ayuda.
Cuando buscamos a través de la
luz de Dios por su misericordia.
Cuando el camino es duro y
deseamos que sea más beneficioso.
Cuando queremos la felicidad de
nuestros seres queridos.
Cuando necesitamos ayuda
económica.
Cuando deseamos obtener amor de
la persona que amamos.
Cuando buscamos amparo.
Cuando un hijo cae en el vicio y
queremos redimirlo.
Cuando queremos encontrar la paz
a nuestro lado.
Cuando todos nos vuelven la
espalda y nos sentimos solos.
Cuando la fe nos flaquea, en la
lucha o en el dolor.
Cuando la duda ser abre ante
nosotros.
Cuando rogamos por la curación de
un ser querido.
Cuando deseamos obtener algo y
nos sentimos débiles.
Cuando el hogar está por
desbaratarse.
Cuando quedamos sin trabajo.
Encender una vela es un sostén
firme a nuestra Fe, en la cual el alma se fortalece y redime.
La vela sin prender representa al
elementos Tierra.
Cuando se prende representa al
elemento fuego.
Cuando se derrite representa al
elemento agua.
Y el humo representa al elemento
aire.
Las velas se deben encender
siempre con fósforos, (para el caso de pedidos).
Cuando es un pedido de varios
días nunca se sopla para apagar.
Si se apaga luego de estar un
tiempo prendida, no se vuelve a encender hasta el próximo día del servicio de
pedidos y se ora.
“Aunque tu llama se apague en el
plano físico, aún sigue prendida en el espíritu.
Siempre hay que usarla para el
beneficio propio o ajeno y nunca para hacer el mal a nadie o quitarle algo a alguien,
no nos olvidemos de la ley de causa y efecto: “Todo lo que hacemos nos vuelve
multiplicado, tanto sea para bien o para mal.”
Fuente: Internet.
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