Carta XV.- “El Diablo”“Hombre”.
Debilidad. Falsedad. La caída del hombre en la separatividad, en el odio y en
lo finito.
Carta XVI.- “La Torre”Sectarismo.
Torre de babel. Exoterismo. Confusión de las lenguas. Caída del exoterismo. La
fuerza de la Naturaleza restableciendo la verdad distorsionada por los hombres.
Carta XVII.– “La Estrella”El
aspecto real del mundo astral. Lo que puede ser visto en éxtasis. La
imaginación de la Naturaleza. El conocimiento real. Ocultismo.
Carta XVIII.- “La Luna”El mundo
astral como es visto por los medios artificiales de magia. Mundo de
“Psiquismo”, de “Espiritismo”. Temores nocturnos. La verdadera luz de arriba y
la falsa representación de esa luz desde abajo. Pseudo misticismo.
Carta XIX.– “El Sol”El símbolo y
manifestación del Tetragrammaton. Poder creativo. Fuego de vida.
Carta XX.– “El Juicio”La
resurrección, Victoria constante de la vida sobre la muerte. Actividad creativa
de la naturaleza en la muerte.
Carta XXI.– “El Mundo”Naturaleza.
El Mundo como es. La Naturaleza en su aspecto noumenal. Lado esotérico de la
naturaleza. Lo que se hace conocido en el esoterismo. Realidad interna de las
cosas. Consciencia humana en el círculo del tiempo entre los cuatro elementos.
Carta 0. — “El Loco”“Hombre.” Un
hombre ordinario. Un hombre separado. El no iniciado. La consciencia baja. El
fin de un rayo no sabiendo su relación al centro.
Este mazo de cartas, en la
opinión de muchos investigadores, representa el Libro jeroglífico Egipcio de
setenta y ocho tablillas, que llegó a nosotros casi milagrosamente.
La historia del Tarot es un gran
rompecabezas. Durante la Edad Media, cuando apareció por primera vez
históricamente, había una tendencia de construir sistema sintéticos simbólicos
o lógicos del tipo de la Ars Magna de Ramón Llul. Pero producciones similares
al Tarot existen en China e India, así que no podemos pensar si posiblemente
uno de esos sistemas creados durante la Edad media en Europa, está también
evidentemente conectado con los Antiguos Misterios y la Iniciaciones de Egipto.
Aunque este origen está en el olvido y el propósito de su autor o autores es
completamente desconocido, no hay duda que es el más completo código de
simbolismo Hermético que poseemos.
A pesar de estar representado
como un mazo de cartas, el Tarot es realmente algo totalmente diferente. Este
puede ser “leído” en una variedad de formas. Como ejemplo, entregaré una
interpretación metafísica del significado general o del contenido general del
libro del Tarot, es decir, su título metafísico, el que mostrará plenamente que
este trabajo no habría sido inventado por gitanos iletrados del siglo catorce.
El Tarot posee tres divisiones:
La primera parte tiene veintiuna cartas numeradas; la segunda parte tiene una
carta 0, la tercera parte tiene cincuenta y seis cartas, es decir, las cuatro
pintas de catorce cartas. Además, la segunda parte parece ser un nexo entre la
primera y la tercera, ya que el total de las cincuenta y seis cartas de la
tercera parte juntas son iguales a la carta 0.
Ahora, si imaginamos veintiuna
cartas dispuestas en la forma de un triángulo, siete cartas en cada lado, un
punto en el centro del triángulo representado por la carta 0, y un cuadrado
rodeando el triángulo (el cuadrado consistente en cincuenta y seis cartas,
catorce en cada lado), tendremos una representación de la relación entre Dios,
el Hombre y el Universo, o la relación entre el mundo de las ideas, la
consciencia del hombre y el mundo físico.
El triángulo es Dios (la
Trinidad) o el mundo de las ideas, o el mundo arquetípico. El punto es el alma
del hombre. El cuadrado es el mundo visible, físico o fenoménico. Potencialmente
el punto es igual al cuadrado, lo que significa que todo el mundo visible está
contenido en la consciencia del hombre, es creado en el alma del hombre. Y el
alma en si es un punto que no tiene dimensión en el mundo del espíritu,
simbolizado por el triángulo. Está claro que tal idea no ha sido originada por
gente ignorante y es claro también que el Tarot es algo más que un mazo de
cartas para jugar o adivinación.
H.P. Blavatsky menciona al Tarot
en sus trabajos, y tenemos alguna razón para creer que ella estudió el Tarot.
Se sabe que gustaba de “jugar solitario”. No sabemos si ella leía las cartas
así como jugaba este juego, pero el autor dice que Madame Blavatsky lo hizo
persistentemente y por largo tiempo.
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