martes, 29 de abril de 2014

La Cristalomancia o lectura de la bola de cristal, es una de las modalidades de adivinación más antiguas.











Sabemos que la Cristalomancia ya existía en los primeros tiempos del cristianismo, aunque su origen data de mucho antes: posiblemente de la Cábala (la rama antigua de la sabiduría secreta que procede de la tradición mística judía). Los egipcios también hacían adivinaciones mirando en cristales y grandes piedras preciosas, y llamaban a esas maravillosas y pequeñas esferas (especialmente a los grandes cristales de roca) el "Ojo de Horus".

Ya en tiempos más modernos, el doctor Dee, famoso psíquico de la reina Isabel I, consultaba una bola de cristal para respaldar sus profecías con visiones más expresivas; y de Nostradamus se decía que usaba el cristal para confirmar, asimismo, sus predicciones y cálculos astrológicos.

Uno de los aspectos más interesantes del uso de la bola de cristal es que agudiza tanto las facultades normales, tanto visuales como auditivas; de hecho, dependiendo de cuál sea nuestro sentido más desarrollado, nos hacemos más clarividentes (capacidad de ver imágenes) o más clarioyentes (capacidad de oír mensajes).

El uso de la bola de cristal fortalece las dotes visuales lo que hace ver con mayor detalle y vivo tecnicolor todas las cosas que nos rodean. Tanto para los clarioyentes como para los clarividentes, las imágenes pueden aparecer de varias formas. Se pueden ver pequeñas representaciones de acontecimientos presentes o futuros.






Fuente: Mancias

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