miércoles, 16 de abril de 2014

TIPOS DE MANCIAS










El hombre, desde tiempos inmemorables, ha deseado conocer su futuro. Para ello, ha recurrido a adivinos, que son expertos en leer nuestro destino. A la hora de ejercer su oficio, estos futurólogos utilizan herramientas. Nuestro cuerpo, el agua, una cebolla... cualquier cosa puede servir para revelarnos las claves del porvenir. Estas artes adivinatorias han recibido el nombre de "mancias", para denominar los distintos métodos. Así tenemos:

La ornitomancia: La adivinación por el vuelo de las aves.

La cartomancia: Que comprende el conocido Tarot.

La cristalomancia: Que utiliza las famosas bolas de cristal o espejos.

La runamancia: Que predice el destino con unas piedras mágicas llamadas "runas". Las runas son los signos alfabéticos que utilizaban los escandinavos en sus escrituras. Cada uno de los signos es un símbolo mágico, relacionado con el hombre y con las fuerzas de la naturaleza.

La quiromancia: Su origen es incierto. Por lo visto, el arte de la lectura de las manos nació hace miles de años en ciertos pueblos nómadas de los Balcanes. Desde entonces se han escrito cientos de libros y tratados sobre el significado de las manos.

La cafeomancia: La lectura de los posos del café es una tradición que procede del lejano oriente y que fue exportada por los comerciantes europeos a nuestros países allá por el siglo XVII. En esta época, el adivino florentino Tomás Tamponelli redactó el primer manual de la cafeomancia, un método para desvelar el futuro que ya triunfaba en las cortes de los zares de Rusia.

Sin embargo, hay miles de "mancias" y, entre ellas encontramos algunas muy curiosas:

La alectromancia: Es la adivinación que se practicaba con un gallo. Los adivinos dibujaban un círculo en el suelo y lo dividían en casillas. En cada una, escribían una letra del alfabeto y encima colocaban un grano de trigo. Luego se ponía al gallo sobre el círculo y se apuntaban la letra de los granos que iba comiendo. Con esa letra se formaba una palabra, de la que se extraía la predicción.

La tiromancia: Es la adivinación que se hacía con el queso. Se ponía un trozo de queso con gusano sobre un papel donde se había escrito varios nombres de sospechosos. Los gusanos, supuestamente, se ponían sobre el nombre de la persona que había hecho algo malo.

La geomancia: Tiene como instrumento la tierra y ha sido utilizada por muchas culturas. Se arroja un puñado de tierra sobre una mesa para predecir el futuro por medio de las líneas y figuras que aparecían.

La filoromancia: Es la predicción por medio de las hojas de una rosa. Parecida al sencillo deshoje de una margarita (me quiere, no me quiere), consiste en chasquear una hoja de rosa con la mano y luego, según el resultado, determinar la suerte que correrá una relación amorosa. Fue muy utilizada por los Griegos.

La cleromancia: Es el arte de adivinar el futuro lanzando dados, huesecillos, habas blancas y negras. Se agitaban en un vaso y, trás invocar a los dioses, se arrojaban sobre la mesa para ver el futuro según la colocación de estos objetos.

La croniomancia: Es el arte de adivinar por medio de las cebollas. La practicaban, principalmente, las jóvenes alemanas que deseaban saber quién iba a ser su marido. La noche de Navidad era el día más típico para realizar la consulta. En estas fechas, se ponían unas cuantas cebollas sobre el altar y se escribía sobre ellas el nombre de aquellas personas, de las que nos interesaba su futuro. La cebolla que brotaba primero nos decía que esa persona gozaría de mucha salud o sería el marido de la chica.

La libanomancia: Es la "mancia" del incienso. Se hacían peticiones y luego se echaba el incienso en el fuego, con la intención de que los ruegos llegaran al cielo. Si el incienso se consumía, la petición sería contestada. De lo contrario, si tardaba en humear, no habría éxito.

La oneomancia: Es la adivinación por medio del vino. El color y las características más peculiares del vino servían para predecir el futuro. Los persas fueron los que más utilizaron esta "mancia".

La obomancia: Es el arte adivinatorio de los huevos. Los antiguos adivinos leían la cáscara exterior e interior del huevo para conocer los secretos del porvenir. En la mitología, se atribuye su invención a Orfeo.



Fuente: Internet

www.facebook.com/tarotdedulceluz

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